La Ópera Tosca

La Ópera Tosca

Veladas de Arte <> Psicoanálisis

CICLO DE OPERA

ASOCIACIÓN DANTE ALIGHIERI

La Ópera Tosca.

de Giácomo Puccini.

Olga M. de Santesteban

La ópera Tosca quedará marcada para la historia con el descubrimiento que produce la violencia en un drama donde el poder llega al límite de lo aterrador, donde se entrelazan el amor, la pasión y la muerte, en un contexto que caracterizó a Italia, como un tiempo de terribles convulsiones políticas, de caos, de asesinato del rey Humberto I… que abrieron paso a una nueva estética en el campo de la ópera.
El texto corresponde a Victoriene Sardou y transcurre en junio de 1800, fecha de la batalla de Marengo, cuando los republicamos italianos celebraron como una victoria el revés asestado a los ejércitos de Austria y Nápoles por las fuerzas de Napoleón. La ópera está ubicada en este tiempo.
Recordemos que la ópera se estrena en el teatro Constanzi de Roma, el 14 de Enero de 1900. Roma era el escenario donde se jugaban los ideales de libertad frente a un poder establecido, que se sostenía en el abuso, en la traición, en la tortura, la vejación, el fusilamiento, el asesinato.
Puccini- con un gran desarrollo del valor lúdico que adquiere el efectismo teatral- supo tomar estos elementos y los constituyó en el marco escénico donde colocó a su heroína: Flora Tosca.
Tosca será una cantante de ópera de la época napoleónica, apasionada y enamorada de un artista.
El artista será aquí aquel que juega su vida para defender a un fugitivo de la justicia que era el cónsul republicano.
La obra se abre en la Iglesia donde el artista está pintando un cuadro que representa a la Virgen María… tiene como modelo una joven desconocida que viene a  rezar, y que después se revelará que es la hermana del cónsul republicano y que va dejando en la iglesia prendas femeninas para que su hermano pueda escapar disfrazado de mujer.
El artista llevará a Tosca por la vía de los celos, de la pasión desenfrenada a enfrentarse con el temible Barón Scarpia que era el jefe de policía lujurioso.
Scarpia es aquí representante del abuso monstruoso en el ejercicio del poder, cuyo único objetivo era poseer a Tosca por la fuerza.
La sal de la historia dramática y apaciguadora de la violencia y la brutalidad, lo constituye la creación en la escena del surgimiento del erotismo y el sexo.
El jefe de policía se revelará tan monstruoso en su ejercicio del poder como en su toma de posición de Tosca a la que le exige la traición y la entrega bajo amenaza.
Puccini rescata a su heroína… una nueva estética surgía con el siglo y un nuevo concepto del tiempo daba a la modernidad un anhelo de resolución que caracterizó el avance científico con la creación de una nueva tecnología, tecnología que se convertirá en la pasión de Puccini.
Recordemos que es el tiempo en el que surge el telégrafo, el teléfono, el fonógrafo, el cine, los trenes, los tranvías eléctricos, el automóvil…
Y Puccini llevó al teatro musical este nuevo concepto del tiempo. Utilizó soluciones armónicas verdaderamente audaces para la época, y llegó a constituir la creación de un nuevo lenguaje armónico.
De esto resultó que las óperas fueran más cortas, más rápidas, más resolutivas en el orden del uso de la violencia…
Se dice que esto cambió la ópera para siempre.
El siglo aportaba entonces una nueva perspectiva en el ritmo dramático.
Toda la acción transcurre condensada en 24 horas en una misma ciudad, mostrándonos en distintos escenarios como transcurría la vida en el corazón mismo de la imponente Roma.
La Iglesia, el arte, el amor, los celos y la pasión desesperada junto a las estrategias políticas, la descripción de las duras realidades sociales, la tortura, el fusilamiento, el asesinato… son el escenario de una pregunta esencial que Puccini coloca en boca de Tosca. ¿Se muere por pasión? ¿Se entrega por amor? ¿Se traiciona para salvar al hombre de una pasión desesperada?
Puccini supo tocar las cuerdas que hicieron vibrar las más profundas resonancias que enlazan el amor y la muerte, ese punto crucial que hace del amor una leyenda novelesca y lo convierte en mito universal que articula siempre el amor amenazado y condenado por los acontecimientos de la vida… el amor así toca la frontera de la pasión y con esto lo viste de sufrimiento. Los grandes pensadores, la literatura, el arte… han situado esta articulación casi como la definición misma de los mitos de Occidente.
La definición misma de la mujer en Occidente no puede escapar a las redes del mito…
Esta cautiva… presa en esta versión que coloca a su ser entre el amor y la pasión… la pasión entendida aquí como esa exigencia de presencia… esa invocación permanente, desesperada y desgarrada, exaltada también, que hace de la entrega un acto sublime.
¿Cómo resuelve Puccini su enigma?
La ópera se cierra con la voz femenina… la mujer aquí tiene el poder resolutivo de la escena.
Tosca está cautiva… su amante va a ser fusilado…
Depende de ella que se salve?
Se trata de pactar con el jefe de policía?
Se pacta con seres corruptos?
Se entrega y traiciona?
Puccini llevará  a su extremo el filón del drama donde Tosca simulando su entrega lo apuñala…
Sale desesperada a buscar al pintor… Había pactado que se simulaba el fusilamiento y luego ella podría escapar con él.
¿Es que creyó en verdad que se podía pactar?
Surge en la escena un grito sofocado de terror y sorpresa frente al cuerpo de su amado… entre sollozos se mira sus manos ensangrentadas… aterrorizada huye… el texto dice: “casi sin creer el horrible destino… terminar así?”
Sólo le queda huir… se le cierran todas las salidas, sube al parapeto y se arroja al vacío, gritando:

“Oh Scarpia, ante Dios…!”

Miran hacia abajo… el policía ha quedado petrificado, pálido…
Fin de la ópera.

Pasión, muerte, asesinato, suicidio, el acto criminal en el centro de la escena, nos despierta siempre a las diabólicas estrategias de la tragedia Macbeth de William Shakespeare.
Puccini eligió dejar de lado las consecuencias  políticas e ideológicas del drama para colocar la mayor tensión en el argumento operístico y lo resuelve con Tosca, donde al igual que Lady Macbeth son mujeres que aceptan el acto criminal… pero esto, no es… sin pagar el precio, el precio que supone todo acto… Su propia vida! Mujeres sedientas de poder, desesperadamente pasionales, no es por salvar el honor que llevan la resolución del drama a este límite. El honor está lejos de la pasión desesperada…
¿Ideales de una época? ¿O rasgos puntuales que se integran a la conciencia de Occidente?
Dejamos abierto el enigma. Puede ser respondido por estas dos respuestas.
En cada una de ellas se pierde y se gana.

Quisiera rescatar la importancia que adquiere la pasión en la captura del espectador de la ópera.
En ese instante en que el canto invade la escena hasta mostrar que ha roto toda atadura con la palabra llegando a bordear ese límite que se acerca al grito… surge en el espectador esa emoción ahogada que se puede expresar en el sollozo.
La aparición de esta emoción es la expresión de ese instante en que se revela el corte con todo aquello que nos anuda a la palabra, es el sentimiento profundo de esa pérdida que se expresa en el oyente por algo que no tiene lugar con la palabra… nos ahogamos, se nos hace un nudo, sentimos un estremecimiento, se caen las lágrimas y quedamos en un profundo silencio.
Los grandes creadores se caracterizan por tener un manejo y una regulación de este vaivén.
Puccini… profundo conocedor de estas emociones sabe jugar con ese vaivén entre el sollozo y el silencio… da prueba así de bordear esta pérdida… pérdida de toda atadura a la palabra.
Puccini supo articular el drama del deseo produciendo una articulación de los grandes temas referidos a la  relación  entre erotismo y muerte y deslizándonos entre el amor, el sexo, la traición entrelazada a la amenaza y el sacrificio de sí misma nos conduce a una espiral que asciende en intensidad musical, convocando, llamando al espectador a privilegiar ese goce que se coloca en la voz… como un objeto que ha adquirido su propio espacio, imponiéndose al texto, ya desdibujado, ya velado, ya lejano…
En ese punto culminante vivimos esa experiencia de goce vocal, enigmático en sus profundas raíces.
Hay un plano importante a rescatar en la historia de la ópera que marca diferentes estéticas que se despliegan del goce al horror.
Momento culminante, instante de suspensión, grito, traición, tortura, agonía, muerte llevan al espectador a tocar el límite de las pasiones más esenciales, donde la escansión o el manejo del silencio en la partitura musical regulan y gradúan esa impugnación a la palabra, la emergencia de la angustia, ese fondo mortífero que la pasión vehiculiza y que hace que el espectáculo de la ópera sea el escenario de surgimiento de la soledad más horrorosa que nos muestra la pasión, al mismo tiempo que nos rescata en el límite justo antes de caer en el abismo del dolor.
En esto reside nuestro goce y la pasión por la ópera.

Mi profundo agradecimiento a Regina Braier, organizadora del ciclo dedicado a una serie de óperas, realizado en la Asociación Dante Alighieri que bajo la forma de proyección de un film de cada una de las óperas y luego bajo la forma de mesa redonda, nos permitió asistir a este goce enigmático y crear un rico debate que continuo los encuentros excepcionales que hemos compartido previamente para la organización de estos eventos.
Lo que aquí se ofrece es una síntesis de este ciclo.